miércoles, 11 de marzo de 2015

Deuda pendiente. Borrador año pasado

Ultimo día del mes y último día en que mantuve la esperanza.

Debo reconocer con un poco de pena que no me llamaron del concurso al que estaba participando.

Aún así, me encantaría compartir mi historia aquí para ustedes.. No saldré en un libro ni seré premiada pero al menos me conformo con saber que más de alguno se tomará el tiempo de leerlo.

Gracias a todos quienes me ayudaron con sus consejos, con sus conocimientos, y gracias por la fe inmensa que me tenían.

Un beso grande

La Chini

"Mi vida y mi trabajo" en su versión XIII año 2014.

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Todos a diario tenemos hermosas historias que recordar cuando lleguemos a casa y nos pregunten que tal nos fue; pero a mi simplemente esta historia me marcó la vida.

Mi nombre es ______ ______, y realizo labores de enfermería en el servicio de urología de una clínica de la región metropolitana en donde desempeño funciones hace casi 4 años.

Como muchos de ustedes ya imaginan, la especialidad no es una de las más queridas por los pacientes, y la verdad es que es bastante común que ellos mismos nos reconozcan que solo llegaron a nosotros porque no les quedaba otra opción.

Uno de estos pacientes, es mi inspiración. Le llamaré “Reinaldo”
Todo lo que les contaré a continuación es real.

Como de costumbre me asignaron un procedimiento, este era una biopsia de próstata, y siguiendo todos los protocolos que corresponden, pase al paciente a la sala indicándole que debía entrar al baño para cambiar su ropa por una que le facilitaríamos nosotros.

Después que cambió su ropa y lo acomode en la camilla, comenzamos a conversar de lo nervioso que se sentía y la verdad es que me conmovió el brillo de sus ojos... intente calmarlo diciéndole que no pensara lo peor, que si teníamos que detectar algo, la tecnología de estos tiempos nos podía brindar mejores opciones de tratamiento y cosas así…


Llegando el médico, indicó la dosis de “midazolam” y nuestro paciente plácidamente se durmió..
La toma de las muestras concluyo en completa normalidad.

− ¿Don Reinaldo? ¿Cómo está? Él medio dormido me abre los ojos, me levanta el dedo pulgar y acto seguido se pone a roncar. ¡Claro! ¡Estaba bien!, ¡Bien dormido!

Así estuve bastante rato intentando despertarlo, y cuando ya él estaba más incorporado me empezó a contar muchas cosas de su vida (aún estando bajo los efectos del sedante), en donde trabajaba, cuántos hijos tenia y que venía acompañado de el amor de su vida.
¿Han escuchado alguna vez que los borrachos y los niños dicen la verdad?, bueno este medicamento tiene la cualidad de que los pacientes hablan desde su más profunda verdad y después no recuerdan mucho o en realidad nada, tal cual como una gran borrachera... por lo mismo cuando me dijo que venía con el amor de su vida, entendí que lo decía de corazón.

− “Chini, tu eres una lola y bueno espero que nunca te pase pero yo mas menos a tu edad me case con la mujer que yo creía hasta ese momento era el amor de mi vida, tu sabes... esa típica polola eterna que después de unos años casarse es como lo que hay que hacer, lo que todos esperan y la verdad como yo me sentía bien con ella, decidí hacerlo”
− “Pasaron más de 30 años, tuvimos hijos y cuando ya los niños estaban grandes decidimos separarnos en medio de un profundo dolor pero reconociendo que era lo más sensato”

− “Viví momentos muy duros, la verdad me costó mucho reponerme...si incluso ya también había desechado la posibilidad de rehacer mi vida y ..(sonríe) todo quedo ahí  “po”, conocí a María José.

− “María José es una de las personas que conoces una sola vez en la vida, esas personas que tienen el don de animarte a ser mejor persona, que dan ejemplo en cada cosa que hacen, que puedes estar horas con ella, siempre hay tema siempre hay risa, todo fluye y nada se estanca, que no se echa a morir y al contrario, lucha por cada cosa que desea como si fuera la última batalla, ese tipo de personas que siempre buscas para admirar... esa hermosa persona que siempre esperé y que, según yo jamás llegaría, llegó hace 2 años a mi vida y hasta el día de hoy soy el hombre más feliz por haberla encontrado.”

A esa altura pensar en levantarme de la silla para ir por unos pañuelos se me hacía muy buena idea. Escuchar a un hombre hablando así de su mujer es realmente emocionante.
En mi cabeza pensaba :  “¡Que ganas que su mujer escuchara esto!”.
− “Pasé muchos años convenciéndome de que amaba a la madre de mis hijos, y es que hasta ese momento, yo no había sentido nada mas grande en la vida.. Ahora ya teniendo casi 60 años recién dimensiono, siento lo que es amar y me doy el lujo de vivir intensamente este gran amor como si fuera un lolo de 15, pero tengo miedo... miedo de morir y es por eso que hoy estoy aquí”.

− “¿Cómo crees tú que me saldrá el resultado de la biopsia?”
− Mmm... Don Reinaldo eso es difícil saber, la última palabra la tiene el patólogo.
Con los ojos llenos de lágrimas me dice :
− “Sabes, quiero casarme con ella y aun no puedo pedirle matrimonio”
− ¡¡ Pero don Reinaldo que está esperando!! le respondí toda emocionada.
− “Al principio era miedo porque sentía que no la conocía bien, después sentía miedo porque pensaba en como pedirle matrimonio al año de estar juntos… si hasta me habria mandado a la punta del cerro...”
− “¿Y ahora don Reinaldo,  tampoco es buen momento?”, interrumpí.
− “No Chini, ahora es cuando debo seguir esperando. Este último año he estado con muchos problemas de salud, sobretodo de la próstata y es la única razón que tengo para seguir esperando. Siendo franco creo que esto de la biopsia no me va a salir bien, jamás vine antes al urólogo como el típico hombre que cree que la especialidad es casi un atentado a la hombría del macho chileno. Ahora ya siento que no hay mucho que hacer, algo en mi interior me dice que tengo que seguir esperando... y es que no quiero ser egoísta, ¿te imaginas le pido matrimonio y después nos enteramos que tengo un cáncer avanzado? No no no, yo no le puedo hacer algo así… ¿Cómo preparar tu matrimonio y a la vez tu funeral? ¿Cómo condenar a quien amas a verte morir tan prontamente sin poder hacer nada? ella ha sufrido mucho en la vida y no pretendo ser hasta el último minuto de la mía, el culpable de sus lagrimas... no se lo merece”

Ante historias así, no me puedo marginar...


No sé que cara habré puesto pero Don Reinaldo intenta confortar mi compungido corazón diciéndome:
− “Hagamos una cosa, el anillo yo lo tengo comprado... ¿Cuantos días me dijiste que se demora el resultado de la biopsia?” 5 días hábiles, respondí.
− “En 5 días más vendré con Maria José a retirar el resultado, vendré con el anillo de compromiso en el bolsillo. Si el resultado es negativo, ahí mismo delante de todos incluyendo a la señora que entrega los resultados, me arrodillaré y le pediré que sea mi esposa … Si es positivo supongo que viviré feliz lo que me quede, pensando en que antes de morir Dios me dio la posibilidad de conocer el amor de mi vida, pero no la condenaré a casarse con alguien que no tiene ninguna proyección futura”
− “Si me va bien con la biopsia, de “pasadita” le traeré una “tortita” a modo de agradecimiento y para compartir mi felicidad con usted... ¿bueno?”
− Don Reinaldo muchas gracias! Yo feliz de compartir su felicidad, pero por la torta no se moleste.
− “Ya pues, dígame de que quiere la torta!”
− Mmm bueno ya! ¿Frambuesa – Merengue? ¡Ya si! ¡Esa! ¡Frambuesa – Merengue!
− Ok, en eso quedamos.

El trato se cerró en medio de risas y bromas que al parecer eran las únicas que se escuchaban en todo el 6to piso.
Estaba de alta, tenía que retirar su vía venosa, despedirlo y ahí mismo dar vuelta la página de este libro que el mismo me enseño con su relato reservando en blanco la última página.


Lo despedí con mucha emoción en mis ojos, y a falta de tantas cosas que quise decirle (y por nervios no se me ocurrieron) le di un gran abrazo que espero le haya transmitido todo lo que no supe expresarle.

− Pasaron 10 días ya! ¿Que habrá sido de ese caballero tan amoroso que atendiste el otro día?¿Estará lista su biopsia? Me pregunta una compañera.

Corrí hacia la señora que entrega las biopsias ( tiene una cara de buena que debe ser muy chocante retirar con ella un mal resultado).
− Sra. Angélica!!! hágame un favor!! se lo suplico!!
− “Si “chinita” dígame“ sonriendo siempre tan amablemente.
− “Necesito que me diga cómo le fue con la biopsia a un paciente que atendí hace unos días, lo sé! No me mire con esa cara... sé que no se debe hacer pero necesito saber cómo le fue”
− “Ya a ver, dame el nombre del paciente” … no lograba recordar exactamente sus apellidos pero la memoria me respondió y listo! Ya tenía en pantalla el resultado.

− Mentira...mentira...dice células neoplásicas... Sra. Angélica ¿eso está muy avanzado? no entiendo el resto de lo que dice!!... pregunte.
− “Si “chintita” estamos mal” , me responde complicada al ver mi cara.

Pasaron los días, las semanas, los meses y nunca más supe que fue de él, pero si bien no recuerdo sus apellidos estoy segura que jamás en la vida olvidaré el brillo de sus ojos ni el amor inmenso que le profesaba a su mujer.
Han pasado ya al menos 3 años y no dejo de emocionarme al contar su historia.
Momentos que me dejan sin aliento y me obligo a recuperarlo para atender al siguiente paciente, que también tiene hermosas historias para mí.

Estas cosas, estas historias de vida o en general todo lo que un paciente comparte junto a ti, es lo que me hace día a día volver a elegir esta labor que muchas veces la siento ingrata.

Me siento honrada de haber presenciado un amor tan grande, sin egoísmo, profundo e infinito como el que él sentía por su adorada Maria José.

En donde esté mi querido Reinaldo, sepa que jamás olvidaré ni un solo instante del que compartimos. Agradezco de todo corazón que me haya hecho parte de esa dulce historia de amor, siendo yo para usted una completa desconocida.

Aún creo en los milagros, aún creo que los avances de la medicina pueden revertir diagnósticos, aún conservo la esperanza... aún espero mi torta frambuesa – merengue.

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